miércoles, 31 de marzo de 2010

Para el Bicentenario...

Queriendo sumarme a los festejos por el Bicentenario de la Revolución de Mayo, en "El Subli..." he incluido un par de obritas cómicas relacionadas al tema. Por su lenguaje sano, su humor de a momentos cándido, y de a momentos irónico, son ideales para ser preparadas en escuelas, clubes, o iglesias.
Va a continuación una "preview" de una de ellas:
25 de Mayo de 1810
Los entretelones de una revolución

Personajes:
Gómez Benítez
Mendoza Frías
Hernández Gonzalía
Rodriguez Echeverría
Frenchi
Beruti

(Se encuentran Gómez Benítez, Hernández Gonzalía y Rodriguez Echeverría
charlando animadamente)

Gómez Benítez: Ahí viene Vicente...

Mendoza Frías: (entrando) ¡Viva la patria!

Todos: ¡Viva!

Mendoza Frías: ¿Y ya estamos todos?

Hernández Gonzalía: No, todavía faltan llegar algunos. A
ver, vayamos repasando la lista de cosas: ¿Rodriguez Echeverría?

Rodriguez Echeverría: ¡Presente!

Hernández Gonzalía: Mostranos qué trajiste.

Rodriguez Echeverría: (sacando un paraguas) Eh, yo traje un
paraguas, porque parece que va a llover.

Hernández Gonzalía: ¿Paraguas? ¡Estamos en 1810! ¡El paraguas
todavía no se inventó!

Rodriguez Echeverría: Pero en la estampita de Billiken...

Hernández Gonzalía: ¡Qué estampita ni estampita! ¡Nada de
paraguas! ¿Además, qué corno es un paraguas?

Rodriguez Echeverría: Es una especie de tienda portátil...
que se abre... (intenta abrirlo) la pucha... está trabado.

Hernández Gonzalía: ¿Y no trajiste nada más? Mirá que hoy
en la plaza tenemos que organizar todo para la revolución.

Gómez Benítez: Yo traje algo.

Hernández Gonzalía: A ver, Gómez Benítez.

Gómez Benítez: (sacando una cacerola) Una cacerola.

Hernández Gonzalía: ¿Una cacerola? ¿Para qué?

Gómez Benítez: (empieza a golpear la cacerola y gritar) ¡Qué se
vayan todos! ¡Que se vayan todos!

Hernández Gonzalía: ¿Pero si todavía no tuvimos ni un gobierno
patrio y vos ya querés que se vayan todos?

Gómez Benítez: Y, para ir ganando tiempo...

Hernández Gonzalía: No. No... así no vamos a ningún lado...
Pero llevá igual la cacerola... quizás después la necesitemos
para el almuerzo. Aunque a nosotros no nos mueva el
afán de lucro, igual tenemos que comer.

Gómez Benítez: Nos mueve el afán de locro...

Hernández Gonzalía: (revisando la lista) También necesitamos
un lema... algo que sea fácil de recordar...

Mendoza Frías: (levantando la mano como un niño) ¡Yo, yo, seño!
Digo... ¡Señor!

Hernández Gonzalía: Mendoza Frías...

Mendoza Frías: “¡El pueblo quiere saber!”

Hernández Gonzalía: ¿Y?

Mendoza Frías: Nada, eso: “El pueblo quiere saber”

Hernández Gonzalía: ¿Pero vamos a armar una revolución o
a fundar una universidad?

Mendoza Frías: Es que yo pensé...

Hernández Gonzalía: No, no, está mal ... El pueblo quiere
saber... le falta algo...

Mendoza Frías: ¡El pueblo quiere saber... algo!

Gómez Benítez: El pueblo no quiere saber nada...

Mendoza Frías: ¡No quieran saber lo que quiere el pueblo!

Gómez Benítez: ¡El pueblo no sabe lo que quiere!

Mendoza Frías: ¿El pueblo sabe querer?

Rodriguez Echeverría: (mientras sigue luchando con el paraguas
trabado) ¡El pueblo quiere saber porqué se traba!
... continuará (en el libro, claro)

Fender Gebiet dixit...

¡Bloguero se vuelve serio con un libro de chistes!
Quienes trabajan en la oficina con acceso a Internet tienen ciertas liturgias. Algunos leen los diarios de noticias generales, los deportivos y/o los de chismes. Existe un subgrupo de energúmenos que bien poco les importa con quién está el que ayer fue de la oposición, qué pasó en el entrevero del domingo en Parque de los Patricios o quién se acostó con cuál (que vendría a ser todo más o menos lo mismo), sino que se dedica a cierto vicios adquiridos (no, esos no, cochino) como el blog de Podeti.
La liturgia incluye seguir los comentarios a lo largo del día que, cosa extraña en Internet, el autor ha conseguido domar hasta convertir en un elemento más del blog mismo. Leo el blog desde sus inicios, desde el cuarto post, pero todavía no recuerdo cómo llegué (habré estado buscando a mis héroes de la Fierro, la Sex Humor, o de los pasquines que caían en mis manos entonces, quién sabe) y cuando no había comentarios.
Desde que fueron habilitados, algunos comentaristas se volvieron fijos, como quien suscribe. Recuerdo el día en que, después de un post que daba pie al absurdo y al contrasentido, alguien firmó: "no veo la hora de leer lo que Heguido tenga que decir sobre esto", inaugurando una nueva etapa de la liturgia: Heguido y su repentismo, al que todos ya dábamos por descontado.
Cierta persona que de esto sabe bocha y que estuvo en una de las redacciones más importantes de las revistas de humor, me dijo hace un par de años: "Heguido debería trabajar en una redacción, yo lo contrataría" (lamentablemente dicha persona se encuentra semi retirada y dedicada al canal Gourmet, releer las cartas que Ricky Martin le mandaba en su efeba adolescencia y a ¿disfrutar? de sus discos de Bon Jovi).
Bueno, volvamos a Heguido: pronto se hizo bloguero él también. Hay que admitir que muchos autores de blogs de singular talento pisan los comentarios de Podeti, pero no nombraré ninguno más para no cometer injusticias. Son muchos y prometo dedicarles un post aparte.
Con el paso del tiempo, el "fenómeno Heguido" hasta llegó a Facebook, por lo que no es de extrañar que singular talento fuera tenido en cuenta para algo más importante, como ser el libro "El Sublime Arte de la Risa".
Dicho volumen (que ya ha sido catalogado por la crítica como "cuatrocientos gramos del mejor papel") ha sido prologado por (suenen trompetas, trompetines y trompetotas) Carlos Nuñez Cortés, que de esto sabe un poco, y cuya tapa ha sido ilustrada por otro comentarista de Podeti: El Profe, un talento también él (sí, me tendría que dar vergüenza codearme con esta gente, pero no).
No todos los días uno asiste más o menos cercanamente a la metamorfosis que va de "pelotudo con bloc" a literato hecho y derecho. En mi suburbio de escritores inéditos, él ya vive en el centro.

(¡Gracias, Fender!)

martes, 30 de marzo de 2010

Opinan los que ya lo leyeron...

"Hay momentos en la vida de quienes consumimos arte humorístico en que se nos abren puertas. Por ejemplo, al entrar descuidadamente al Hall del San Martín en plena euforia alfonsinista con la idea de escuchar a otro ignoto cantautor uruguayo, y encontrarse a Leo Masliah tocando “El perro de Mozart”. O recorrer la enorme casa en la que se celebra una reunión muy formal, escuchar detrás de una puerta una extraña voz inglesa que anuncia “Flyiiingggg Circusss”, entrar y descubrir a los Monty Python. O ir por primera vez al teatro Coliseo, casi por mandato materno, y ver a Ernesto Acher cantando “La campana suonerá” mientras Carlos Núñez se ata un enorme cohete rojo en la espalda. Saber por Heguido que el mono internado en el zoológico evoluciona bien porque ya camina en dos patas, es otro de esos momentos. Y las puertas que se abren son muchas. Al leerlo uno puede creer, ingenuamente, que ya descubrió el mecanismo de sus humoradas. Fatal error. La siguiente página nos dejará doblemente descolocados. Descolocados, buscando por dónde abrir ahora el paquete, y descolocados, caídos de la silla, arrastrándonos con la respiración entrecortada por la risa, intentando recuperar un poco la seriedad que Heguido nos arrebató para siempre. "

Jimena Drake

Sobre el autor

Herman Guillermo Dolder (Heguido) nace en la mítica ciudad de La Plata (¿será necesario poner un planito?) en el año 1971. Allí crece, estudia, se recibe, trabaja, ama, se casa, y sigue creciendo, en todas direcciones. Luego nacen sus tres hijas. Afortunadamente para su esposa, lo hacen de a una a la vez. (Poner acá algo interesante que me haya pasado...)
A fines del año 2003, huyendo del estrés, del desempleo, de la inseguridad, y de numerosos acreedores emigra junto con su familia a la mítica ciudad de Ushuaia. (Conseguir un diccionario de sinónimos) Sigue creciendo, pero solamente en dos direcciones. Finalmente en el 2005 nace su hijo varón. (Acá podría poner algo inventado para rellenar. Ah, ya sé: puede ser algo con piratas...) Hoy se dedica a escribir libros difíciles de clasificar y perturbadoras autobiografías, en tiempo presente, y tercera persona del singular.
Humor Inteligente. Humor Culto. Humor Histórico. Humor Artístico. Humor Científico. Humor Vítreo. Humor Gráfico Para Imaginar. Humor Político. Humor Recursivo. Humor Geográfico. Humor Gris Oscuro. Humor Informático. Humor Fisiológico Levemente Escatológico. Humor Para Reflexionar. Humor Mon. Humor Musical. Humor Empresarial. Humor Microbiológico. Humor Mitológico. Humor Absurdo. Humor Matemático. Humor Bursátil. Humor Deportivo. Humor Profundo. Humor Enciclopédico. Humor Pavo. Humor Literario. Humor Astrológico. Vuelva a Humor Recursivo. Humor Benigno. Humor Religioso. Humor Tecnológico. Humor Gráfico Para Ver. Humor Filosófico. Todo eso encontrará en las páginas de este extraño libro que usted está a punto de comprar.
¿O no?